El 23 de marzo de 1989 fue anunciado lo que parecía un extraordinario avance científico. Martin Fleischmann y Stanley Pons, dos investigadores de la Universidad de Utah en Salt Lake City, decían haber conseguido la fusión fría , la hipotética reacción nuclear a temperatura ambiente para obtener energía barata, limpia y prácticamente ilimitada. Semejante anuncio generó una gran atención mundial, pero el experimento no pudo repetirse y la comunidad científica rechazó rápidamente la propuesta. El fenómeno parecía efímero y tenía poca o ninguna base teórica. La fusión fría fue ninguneada, descalificada y prácticamente olvidada. Sus supuestos descubridores, acusados de fraude. Las autoridades de EE.UU. recomendaron no financiar estudios parecidos y la fusión fría se convirtió en un tema maldito, del que nadie quería saber nada. Los pocos que se han atrevido a resucitarlo, como los italianos Andrea Rossi y Sergio Focardi, quienes mostraron su propio reactor nuclear en 2011 con intenciones